La biblia para el mundo
Es el conjunto de libros canónicos del judaísmo y el
cristianismo. La canonicidad de cada libro varía dependiendo de la tradición
adoptada. Según las religiones judía y cristiana, transmite la palabra de Dios.
Hasta 2008, ha sido traducida a 2454 idiomas.
Es el libro más preciado lleno de
profunda sabiduría y discernimiento acerca de la naturaleza humana y del carácter Y propósito de que creo todas las cosas. A
través de los siglos mucha gente en diferentes países a abierto sus páginas
para leerlas en su propio idioma en él han
aprendido del amor y la justicia de Dios grandes líderes e intelectuales han
explorado en sus páginas buscando sus verdades y respuestas a los problemas y
retos de la vida.
Historia de la biblia
La Biblia es una recopilación de textos que en un principio
eran documentos separados (llamados «libros»), escritos primero en hebreo,
arameo y griego durante un periodo muy dilatado y después reunidos para formar
el Tanaj (Antiguo Testamento para los cristianos) y luego el Nuevo Testamento.
Ambos testamentos forman la Biblia cristiana. En sí, los textos que componen la
Biblia fueron escritos a lo largo de aproximadamente 1000 años (entre el 900 a.
C. y el 100 d. C.). Los textos más antiguos se encuentran en el Libro de los
Jueces («Canto de Débora») y en las denominadas fuentes E (tradición elohísta)
y J (tradición yahvista) de la Torá (llamada Pentateuco por los cristianos),
que son datadas en la época de los dos reinos (siglos X a VIII a. C.). El libro
completo más antiguo, el de Oseas es también de la misma época. El pueblo judío
identifica a la Biblia con el Tanaj, para el que carece de sentido y no es
aceptada la denominación como Antiguo Testamento al no aceptar la validez del
Nuevo Testamento.
El canon de la Biblia que conocemos hoy fue sancionado por la
Iglesia católica, bajo el pontificado de san Dámaso I, en el Sínodo de Roma del
año 382, y esta versión es la que Jerónimo de Estridón tradujo al latín. Dicho
canon consta de 73 libros: 46 constitutivos del llamado Antiguo Testamento, incluyendo
7 libros llamados actualmente Deuterocanónicos (Tobit, Judit, I Macabeos, II
Macabeos, Sabiduría, Eclesiástico y Baruc) ―que han sido impugnados por judíos
y protestantes― y 27 del Nuevo Testamento. Fue confirmado en el Concilio de
Hipona en el año 393, y ratificado en el Concilio III de Cartago (en el año
397), y el IV Concilio de Cartago, en el año 419.
Cuando reformadores protestantes lo impugnaron, el canon
católico fue nuevamente confirmado por decreto en la cuarta sesión del Concilio
de Trento del 8 de abril de 1546. Ninguna de estas decisiones fue reconocida ni
asumida por muchos protestantes, surgidos a partir del siglo XVI, ni por
distintas denominaciones vinculadas al protestantismo surgidas a partir del
siglo XIX. El canon de las biblias cristianas ortodoxas es aún más amplio que
el canon de las biblias católicas romanas, e incluye el Salmo 151, la Oración
de Manasés, el Libro III de Esdras y el Libro III de los macabeos. En adición a
estos, el Libro IV de Esdras y el Libro IV de los macabeos figuran, asimismo,
como apéndices en muchas importantes versiones y ediciones de la Biblia
cristiana ortodoxa.
El Antiguo Testamento narra principalmente la historia de los
hebreos y el Nuevo Testamento la vida, muerte y resurrección de Jesús, su
mensaje y la historia de los primeros cristianos. El Nuevo Testamento fue
escrito en lengua griega koiné. En él se cita con frecuencia al Antiguo
Testamento de la versión de los Setenta, traducción al griego del Antiguo
Testamento realizada en Alejandría (Egipto) en el siglo III a. C.
Para los creyentes, la Biblia es la palabra de Dios, de
inspiración divina, aunque su redacción se realizó a través de hombres elegidos
que usaron de sus facultades como verdaderos autores. Se trata de una obra
eminentemente espiritual que los creyentes interpretan como la forma que tuvo
Dios de revelarse a sí mismo y manifestar su voluntad de salvación de la
Humanidad, además de su carácter y atributos.
Para los creyentes cristianos, la Biblia es la principal
fuente de fe y doctrina en Cristo. En el siglo XVI los diferentes movimientos
de la Reforma protestante comenzaron a experimentar un alto desgaste en
discusiones filosóficas y a separarse unos de otros; para menguar este problema
se definió el principio llamado «sola escritura», que significa que solamente
la Biblia puede ser considerada fuente de doctrina cristiana. Para la Iglesia católica
romana, además de la Biblia, también son fuente doctrinal la tradición, las
enseñanzas de los Padres de la Iglesia (discípulos de los apóstoles), y las
decisiones emanadas de los Concilios. Esta divergencia entre cristianos se
intensificó después de 1870, cuando el papa Pío IX promulgó la constitución
Pastor Aeternus, del Concilio Vaticano I, que reafirma el Primado Romano y
proclama la infalibilidad del papa en asuntos de fe, moral y doctrina cristiana
(dogma de la infalibilidad papal) cuando habla ex cathedra (18 de julio de
1870) en cuanto único «sucesor de Pedro» y, consecuentemente, «custodio y
depositario de las llaves del Reino de los Cielos»―. Mientras que los
cristianos protestantes rechazan esta aseveración y consideran como cabeza
única de la iglesia a Jesucristo. Para ambas partes esta gran diferencia ya no
es considerada tan solo en términos filosóficos o religiosos, sino como
designios divinos plasmados y asentados en la Biblia misma.
Para los judíos ortodoxos, por supuesto, el Nuevo Testamento
no tiene validez. El judaísmo rabínico considera como fuente de doctrina el
Talmud, mientras los caraítas defienden desde el siglo VIII el Tanaj como única
fuente de fe.
CARACTERISTICAS DE LA
BIBLIA
Se caracteriza por estar dividida en dos antiguos y nuevos
testamentos:
Antiguo testamento:
El Antiguo Testamento es —según
el canon cristiano— la primera parte de la Biblia. Contiene el Pentateuco, y
otras series de libros históricos, sapienciales y proféticos. En total se
numeran en el Antiguo Testamento 39 libros en la versión protestante, 46 libros
en la versión de la Iglesia católica, y 51 libros en la de la Iglesia ortodoxa.
Las denominaciones de Biblia y de
Antiguo Testamento (que presupone la existencia de un Nuevo Testamento) nunca
fueron usadas por los judíos de habla hebrea, y tampoco por algunas confesiones
cristianas.
Los judíos dividen los libros del
Tanaj en tres grupos distintos: Torá (la Ley), Neviim (los Profetas) y Ketuvim
(los Hagiógrafos).
El grupo autodenominado testigos
de Jehová prefiere la expresión Escrituras Hebreas para referirse a esta
colección de libros.
Nuevo testamento:
es la parte de la Biblia
cristiana compuesta por un conjunto canónico de libros y cartas escritas
después del nacimiento de Jesús de Nazaret, que la tradición apostólica hizo
discernir a la Iglesia, apartando otros textos considerados apócrifos (griego:
από 'lejos', κρυφος 'oculto'; latín: apócryphus). Se le designa como Nuevo
Testamento desde Tertuliano en la Iglesia cristiana. Al contrario con el Tanaj
hebreo, llamado por los cristianos Antiguo Testamento, los cristianos, a
excepción de los llamados judíos mesiánicos, no tienen el Nuevo Testamento en
común con los judíos.
El uso del término «testamento»
proviene del vocablo hebreo berith ('alianza, pacto, convenio o disposiciones
entre dos contratantes'), a través del griego diatheké, y del latín
testamentum. Algunos autores presentan los nombres Antiguo y Nuevo Testamento
con que se designa las dos grandes secciones en que se divide la Biblia
cristiana como el resultado de un error de interpretación de la palabra diatheké,
que significa: 'deseo' o 'voluntad', y también 'acuerdo’ o 'convenio'.1 Con
este criterio diatheké en griego haría referencia al antiguo y al nuevo
convenio de Dios con los hombres más que a las Escrituras mismas.